Hablaba sola, para el aire, utilizando una grabadora, jugando y soñando a que era una locutora, era terrible la imaginación de aquella niña tímida y callada… solitaria.
Los días pasaban, los días corrían y yo me dedicaba a escribir poemas, poemas que hablaban de amor y de flores.

“Nuestro amor es como una flor
abre para renacer nuestro amor,
la flor se marchito,
nuestro amor se termino”
No hay comentarios:
Publicar un comentario