26 de diciembre de 2012

EN TUS OJOS ME VI




Las horas, los minutos y los segundos se me hacían eternos para volver a verte, 1456 días (aproximadamente) que no nos mirábamos tan cerca… Tan cerca que dolía, nos quisimos tanto, demasiado que era difícil comenzar desde cero.
Te abrace, perdí mis brazos en tu espalda, un abrazo que luchaba infinitamente contra el tiempo, mordí mis labios… mis ganas de volverte a sentir entre mis brazos, congelando todo a mi alrededor para que nadie nos viera y refugiarme en ese instante. Nos besamos hasta saber que no todo estaba perdido, al menos para mi.
Recordamos y viajamos en el tiempo, nos remontamos en el pasado, en cada situación que vivimos.
Fijar nuestras miradas, eso fue lo que hicimos, 1456 días de vivir de otras caricias, tal vez por eso disfrutamos cada momento, sabiendo que ése era el fin. El final de los finales, nuestra despedida. El último susurro de la noche “te quiero” pero a veces no se puede querer demasiado, lo dije… Y sonreí sarcásticamente, abrazándonos de todas las maneras posibles.
Sí… así cómo quienes se despiden de un camión lleno de turistas sabiendo que nunca más volverá a pasar con las mismas personas, por la misma calle y a la misma hora, sabiendo y recordando que no queda más que un puñado de recuerdos a olvidar.
No habrá más mensajes, no habrá más te quiero, no habrá más primaveras, veranos, otoños y mucho menos inviernos, NUNCA ha existido un SIEMPRE y mucho menos un AHORA, quise arañar el tiempo, arañar cada segundo que me quedaba queriendo que fuera eterno. NUNCA seremos más grande que el tiempo, está vez el tiempo nos venció.
Tal vez, algún día pueda que vuelva a mirar tus ojos, tengo miedo de que no los reconozca, puede que cambie de nombre y me dedique a amar, a escribir todo lo que viviré… Y volverme en un olvido. Estos son sólo sueños y palabras que comienzan y terminan en ti.

Ahora soy feliz, aunque haya tenido un mal día la vida me recuerda que tengo que hacerlo feliz.  Trato de no cepillarme el cabello, tal vez así mis cabellos largos y enmarañados puedan atrapar los sueños y pensamientos  que salen por tus oídos.

Siempre duermo con la ventana abierta, así no me siento tan sola, porque sé que algunos de tus pensamientos vuelan por las nubes para colarse entre mi cama.

Sí,  ya te fuiste,  ahora yo comenzaré con mi búsqueda, gracias por recordarme lo que sentimos... siempre será eternamente.

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